Luna de Miel en el Decameron San Andrés

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Nat con la isla Rocky Cay

Antes de iniciar el post, quiero volver a disculparme con todos ustedes ya que estas últimas semanas he estado posteando muy poquito.

No sé si todos sabrán pero hace 2 semanas me casé con Yoshi (sí! ahora es mi esposo), es por eso que la frecuencia de mis posts han sido tan pocas, no obstante, siempre me acuerdo de todos ustedes y de que no debo fallarles, así que sí o sí voy a tratar de postar semanal.

Ahora volviendo a lo que nos compete, me casé hace poquito y de luna de miel decidimos irnos de viaje a la Isla de San Andrés, en Colombia ya que lo primero que pensé fue irme a algún lugar cerca.

La empresa donde trabajo, me dan 3 días de descanso como un beneficio cuando uno contrae nupcias (por primera vez), es por eso que el factor cercanía era lo más importante para mi, además de que incluyera todos los servicios y alimentos. Fue ahí cuando pensé en Decameron.

Luego, una vez decidido que quería ir a un Decameron, mi primera opción fue ir al Decameron de Punta Sal. Lamentablemente no había oído muy buenas referencias de ese hotel, y además quería salir de Perú, así que pensé en irme a Colombia.

Con unas chicas de la oficina, les consulté cual era el mejor Decameron de Colombia y me dijeron que los mejores Decameron (All Inclusive) los podía encontrar en la Isla de San Andrés, y el mejor de todos era el Decameron Isleño. La decisión estaba tomada.

Nuestro vuelo salió un día después de nuestro matrimonio. Llegamos a Bogotá a las 12 p.m. y debíamos estar esperando hasta el vuelo a San Andrés hasta las 4 p.m. Como teníamos varias horas, decidimos buscar un lugar a comer. Las veces que he viajado y he hecho escala en los aeropuertos, tiendo a irme por lo seguro ya que nunca sabes que tan fuerte puede ser la comida local. Ese día Yoshi y yo comimos Mc Donalds.

Estuvimos en Bogotá hasta las 4 p.m. que tomamos nuestro siguiente vuelo y llegamos a San Andrés a las 6 p.m.

Al salir del avión, un golpe de calor fue directo a mi cara. Felizmente ya me había cambiado de ropa en el aeropuerto de Bogotá, sin embargo el calor seguía siendo fuerte. Caminamos rápido al aeropuerto para poder tener aire acondicionado.

Mientras esperábamos en migraciones, noté que varias personas tenían un papel que decía «Tarjeta de Turismo». No tenía ni idea de que era porque ni Yoshi ni yo teníamos, y en el aeropuerto de Bogotá no nos habían dicho nada. Supuse que no era necesario y seguí haciendo la cola. Cuando llegamos al módulo, la señorita nos dijo que faltaba dicha tarjeta de turismo, y que la persona de nuestra aerolínea (en este caso LATAM) debía de habérnoslo vendido. Mi primer pensamiento fue ¿vendido?, en todos los viajes que he realizado, nunca me han vendido alguno de los papeles que debo presentar en migraciones, pero resulta que para San Andrés sí lo venden. ¿Cuánto costo la gracia? Nada menos que $200,000 (pesos colombianos) por los dos, que es un aproximado de S/. 200. Me sentí completamente estafada, ya que encima sólo había cambiado US$100 en el aeropuerto, que equivalía a $268,000. Al final me quedé sólo con $68,000 hasta que volviera a cambiar (inclusive menos, porque ya había gastado en el aeropuerto de Bogotá).

Cansados y sucios (por el calor que hacía) estábamos listos para ir al hotel. Fue ahí donde me volví a sentir estafada. Resulta que el hotel donde nos quedamos en San Andrés (Decameron Isleño) está a 5 cuadras del aeropuerto, y la agencia de viajes que me vendió todo el paquete (más movilidad) no me había dicho eso y me había cobrado US$ 28.00 por los transportes (ida y vuelta). Lo peor de todo no fue eso, sino que además la movilidad es compartida. Me pareció un exceso que el costo por pasajero (ya sea ida o vuelta) sea de US$7.00, no obstante, como ya estaba pagado, no nos quedaba de otra.

Llegamos al hotel alrededor de las 6:30 p.m., nos bañamos y no las mismas nos fuimos a cenar al restaurante del hotel llamado El Rasta. Para serles sincera, esa primera noche la comida estuvo terrible. No me gustó absolutamente nada, pero comí por comer (aunque el pescado era lo único bueno) porque como moríamos de hambre. Ya en la barra (porque también el paquete incluye barra libre) me pedí un Destornillador, que es vodka con jugo de naranja. Tampoco pasaba nada, lo sentí medio aguado pero de todas formas me lo tomé. Ese primer día no nos había ido del todo bien (encima que me había hecho una herida horrorosa en el pie y me dolía terrible).

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Cena de la primera noche. Lo único medianamente rico fue el pescado

Empezando el primer día en el hotel, como estabamos muertos de cansancio, nos despertamos con las justas para tomar desayuno. Cuando llegamos al restaurante, no quedaba casi nada y con las justas logré raspar la olla donde habían huevos revueltos. A diferencia de la cena, el desayuno estuvo un tanto mejor, lastima que comí poquito.

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Lo poco que logré conseguir en el primer desayuno de mi estadía

Ese segundo día, teníamos contratado un tour para pasear en bote y además tomarse una foto con las mantarayas. Me gustó mucho ese tour ya que jamás pensé tener la oportunidad de tomarme foto con una mantaraya (aparte que me daba mucho miedo), su textura era un poco babosa y además pesaban un montón a pesar de que uno lo carga estando en el agua.

Luego tocaba nadar con los peces y tomarse foto con ellos debajo del mar, pero llegar hasta la zona que estaban los peces era super complicado, así que Yoshi nos regresamos al bote.

Antes de ir a este tour, fuimos a almozar al hotel Decameron Marazul. La comida me pareció un poco mejor pero menos variada que la cena del día anterior. Comimos rápido porque luego empezaba el tour. Hasta el momento la única comida que fue mediamente buena fue el desayuno.

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Almuerzo en Decameron Marazul

Ese día fue divertido, aunque también un poco accidentando ya que yo me raspé el pie y me abrí la herida y a Yoshi se le incrustaron unas espinas de erizo en los dedos, pero por lo demás estuvo bien porque también conocimos otro de los hoteles Decameron y también porque nos regresamos caminando al hotel y pudimos pasar a ver las tiendas.

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Camino al hotel

Al segundo día decidimos levantarnos temprano (aunque fue sólo un poco más temprano). El desayuno fue bueno, igual que el día anterior, y había obviamente mucha más comida. Luego decidimos salir a la calle a caminar y de paso conocer el Decameron Aquarium que me habían dicho que era hermoso, pero para lo que me pintaron, no pasaba nada: la comida igual de mala y la variedad poquisima, los tragos mal preparados. Lo único bonito de este hotel es que las habitaciones están al ladito del mar. Una amiga me dijo que desde ahí, puedes meterte directamente al mar. Eso me pareció divertido, pero no logramos hacer reserva en ese hotel.

Yoshi por su parte, había oído que se podía recorrer toda la isla si se alquilaba un carrito de golf, y como esta isla sólo tiene 26 kms. se podía hacer el recorrido en unas tres horas. Sin embargo, no contábamos que el alquiler de los carritos iban a ser tan caros ($200,000 por todo el día) y como teníamos que guardar para la noche, no lo alquilamos.

De regreso al hotel, nos dedicamos a hacer las compras de souvenir para traer a Lima. Felizmente el día anterior habíamos cambiado dólares a pesos colombianos y teniamos un poco para comprar cositas, lo malo es que las cosas estaban caras, así que solo compramos para la familia cercana.

Ya en el hotel, tuvimos la última cena de la noche. La comida mejoró considerablemente, y me dio mucha pena no quedarme más días, ya que sentía que conforme iban pasando los días, la comida mejoraba. También sentí que los tragos mejoraban, y descubrí que además de los tragos que aparecen en lista, también podías pedir otros, como por ejemplo el Cocoloco que pensaba que no lo preparaban.

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La última cena en el hotel
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Cocoloco

Ya nuestro último día en el hotel, nos despertamos super temprano porque nuestro vuelo salía antes del mediodía. El desayuno lo disfruté mucho, y fui feliz porque había harto huevo revuelto. Me serví tanta comida que no logré terminar lo que me había servido (eso me dio pena).

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Último desayuno. El más rico de todos

Ya de nuevo en Bogotá, le dije a Yoshi que quería comer algo local, y no Mc Donalds como habíamos hecho a la ida. Encontramos un restaurante llamado Katíos. Los platos eran un poco elevados para el poco presupuesto que teníamos, así que decidimos pedir un plato y compartirlo (además que estábamos llenos porque habíamos ido a una tienda de donuts a probar en Donut Factory).

El plato elegido fue Bagre a la Plancha con Patacón y de entrada pedimos Arepitas Colombianas. Pedí bagre porque de pequeña siempre había oído a mi mamá decir que el bagre era un pez muy feo en apariencia pero de delicioso sabor: y no se equivocaba. Su sabor era fuerte pero bien agradable. El patacón no me agradó mucho, pero sí las arepitas, que tenían un sabor entre dulce y salado, totalmente diferente a las arepas venezolanas que he probado. Para beber pedimos Jugo de Mora, y este nos supo más ácido de lo normal, pero sin perder el buen sabor. Nos fuimos del restaurante bastantes felices y llenos.

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Almorzando en el aeropuerto. Bagre a la plancha con patacones y arepitas
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Arepitas Colombianas
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Jugo de Mora
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Donuts en Donut Factory

Ahora, lo que aprendí de este viaje fue:

  • En un All Inclusive la mejor comida va a ser el desayuno.
  • Lleven aguja y pinzas por si se les incrusta espina de erizo.
  • Si piensan meterse al mar con su celular, lleven una funda que proteje el celular del agua. Preferible comprarlo por internet (tipo Aliexpress) que te puede costar US$ 1.00 frente a los $200,000 pesos que te cobrarán en la isla.
  • Averiguen que tan lejos está su hotel del aeropuerto.
  • Pregunten en la barra si sirven otros tragos además de los que mencionan en la carta.
  • ¡Lleven plata! No crean que porque ya está todo pagado, no deben cargar con efectivo.

Espero que mi post les haya sido de ayuda por si están interesados en visitar algún Decameron. Cabe resaltar que gente del mismo Decameron, nos hablaron maravillas del Decameron de Punta Sal, diciéndome que el nivel del hotel es igual al Decameron Isleño (o sea uno de los mejores). Habrá que comprobarlo en un futuro.

4 respuestas a “Luna de Miel en el Decameron San Andrés”

  1. Curiosamente este año iba a ir al Decameron de Punta Sal como parte de una invitacion. Lamentablemente por motivos laborales no pude. Pero me contaron que la experiencia , el trato y la comida son buenas. Igual la comida era all inclusive. Ojala le puedas dar una oportunidad al de Punta Sal. Eso si , el de Punta Sal tambien esta alejado.

    1. Gracias Yami! ♥

      Es muy probable que vaya a Punta Sal pronto 😉

  2. Hola yo me case en abril y fui de luna de miel al decameron aquarium a mi gusto me pareció muy bueno, la atención excelente, el paisaje hermoso!!! Y si ibas temprano a los restaurantes del hotel conseguías variedad de comida en mi experiencia ME ENCANTÓ!!!….

    1. ¡Qué suerte, Elizabet! De todas formas probaré suerte en otro Decameron en un futuro próximo. Ya les estaré contando 😉

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